Discurso en la Sesión Solemne de Conmemoración del Sesquicentenario de Fundación del Colegio Nacional “Bolivar”
Distinguidas autoridades de la ciudad y de la provincia, queridos alumnos, maestros, personal administrativo y de servicios de este, nuestro ilustre Colegio, amigos que nos visitan, señoras, señores:
El Colegio Nacional Bolívar, cumple hoy, sus 150 años de fundación, hecho ocurrido un 27 de abril de 1861. ¿Cuál era la situación de nuestro país y nuestra ciudad en aquellos lejanos días? ¿En qué condiciones nació nuestra institución? Son éstas, preguntas que hemos soslayado, pero responderlas nos ayudará a conocer más a nuestro Colegio.
Hoy, en que nos encontramos celebrando el sesquicentenario de este magnifico hecho fundacional, es conveniente reflexionar sobre el Ecuador y el Ambato de la segunda mitad del siglo diecinueve.
Entre la fundación de nuestra República, en 1830, hasta el año de 1859, nuestro país se encontró inmerso en un virtual caos administrativo, originado por las recientes campañas militares y, básicamente, por la debilidad de las estructuras político-administrativas.
Es, en este convulsionado ambiente político, social y económico, que se creó la Provincia de Ambato, el 3 de julio de 1860. Un año más tarde sería cambiada de nombre, por el de provincia del Tungurahua, que fue la décima provincia del Ecuador.
Creada nuestra provincia, la Convención Nacional consideró necesario que su ciudad capital contase con un establecimiento educativo, que evite que los jóvenes deban desplazarse a ciudades lejanas, en busca de instrucción secundaria. Es así que esta Convención decretó la creación del Colegio Nacional Bolívar, el 27 de abril de 1861.
El 27 de abril de 1861, fue un día sábado. Día de ajetreos políticos, lo cual sin embargo, no impidió a los miembros de la Convención, recordar que la ciudad de Ambato, pese a sus adelantos, no contaba aún con un colegio propio.
INSTITUTO TECNOLÓGICO SUPERIOR BOLIVAR AMBATO
Sitio In- Oficial
150 Años
Instituto Tecnológico Superior Bolívar
La elección del nombre del establecimiento, fue caso obvio. Solamente tres décadas atrás, había fallecido el Libertador Simón Bolívar, sin duda alguna, el personaje político, militar y social más importante de toda Hispanoamérica durante la primera mitad del siglo diecinueve. Ecuador, le ha mostrado siempre particular agradecimiento, pues es precisamente él, uno de los artífices de nuestra nacionalidad. Es así que para orgullo de nuestro Colegio, se le asignó el nombre de “Bolívar” y se le dio el estatus de Nacional, lo cual significaba en aquellos días, que se trataba de una institución patrocinada por el gobierno central, que le asignaba sus rentas, de manera directa.
Bolívar, es más allá de toda duda, la figura más destacada de América Latina. El Libertador, tiene dimensiones universales. El culto a su personalidad, se ha constituido en un rasgo de la ideología oficial de los países bolivarianos. Esa realidad ha significado, por una parte, que el Libertador sea el personaje más conocido de nuestros países: pero por otra parte, que se haya levantado una suerte de culto o canonización a su figura.
El Colegio Nacional Bolívar, queridos amigos, nace pues, en un tiempo y un espacio preñado de expectativas. Era la semilla urgente que caía en suelo fértil de Ambato. Por encargo de la Convención que la creara, el Colegio Bolívar inicia sus actividades impartiendo las cátedras de Latinidad, Filosofía, Humanidades y Fundamentos Religiosos. Esto fue un indicativo de que se trató de una institución diseñada para enseñar a pensar, a reflexionar, a conocer los derechos civiles, a amar la libertad. Esta es la piedra angular en la que descansa nuestra filosofía institucional.
Es así que el Colegio Nacional Bolívar, hoy, Instituto Tecnológico Bolívar, rápidamente se convirtió en el símbolo institucional de la excelencia educativa en el centro del país. Este Colegio empezó, de esta manera, a formar a las juventudes de su ciudad y de su provincia.
El Colegio Nacional Bolívar y la provincia del Tungurahua, nacieron juntos, teniendo a la ciudad de Ambato como su eje fundamental. Es por esto que no se puede entender a nuestro colegio sin vincularla a su ciudad, y viceversa. Tampoco se puede entender a la provincia del Tungurahua, sin la trayectoria histórica del Bolívar.
Discurso en la Sesión Solemne de
Conmemoración de
Sesquicentenario de
Fundación del Colegio
Nacional Bolivar
Todos estos personajes, que físicamente no se encuentran hoy con nosotros, dejaron parte de su alma en los corredores, en las aulas, en las oficinas, en las canchas de nuestra institución. Todos ellos y muchos otros que se educaron o sirvieron en nuestra institución, fueron a su debido tiempo, parte fundamental de la misma. A todos ellos, mi humilde homenaje esta noche, mi agradecimiento por su contribución para que el “Bolívar” sea el gran Colegio que es, con el medallón “El Libertador” al mérito educativo y científico.
Dijimos ya en esta misma sala, que lo que festejamos no es el simple transcurso del tiempo, sino la grandeza del espíritu académico, intelectual y organizativo, que durante ciento cincuenta años, se ha afincado en todos quienes hemos integrados este plantel, que son todos quienes nos han precedido en el tiempo y todos quienes hoy, tenemos la responsabilidad de dar continuidad a esta institución. Es a todo este conjunto humano que desde hace una centuria y media, ardorosamente viene dando todo su ser, en favor de la educación, al que tenemos el deber de honrar y festejar.
Es así, como entendemos la fiesta que hoy nos convoca y es así como la comprendieron, durante los últimos 149 años, nuestros antecesores, con quienes, por gracia de la historia de este pueblo, conformamos una sola y fuerte familia espiritual.
El Bolívar de hoy, guardando celosamente su historia sesquicentenaria, es un Colegio que con enorme entusiasmo, se proyecta al futuro. Contamos en esta tercera estación cincuentenaria, con una institución sólida, en lo curricular, en lo organizativo y en lo material. Académicamente, el Bolívar continúa siendo el Colegio primado del Tungurahua.
Para cumplir con el pensum curricular que le asigna las autoridades educativas del país, este Colegio ha integrado facilidades didácticas modernas, que facilitan la tarea a educandos y a educadores.
Corresponde a quién les habla, conducir a este Gran Colegio en este tramo de su historia y aviarlo en su viaje hacia la estación Bicentenaria.
No sabemos quienes de los que aquí nos encontramos, tendrán la oportunidad de celebrarlo, en el 2061, la cuarta estación cincuentenaria del Bolívar. Aunque lejana para nosotros, esa fecha encontrará al Bolívar con la misma juventud, energía y optimismo que en aquel sábado de abril de 1861, en el que fue fundado.
Aprovecho también esta oportunidad para agradecer muy especialmente, a todos los miembros del Comité de Festejos del Sesquicentenario, en especial al Lic. Francisco Lalama, Coordinador General, y Danilo Soria, Vicerrector de la Institución, además a los Señores: Lic. Jaime Romero, Lic. Edgar Ortiz, Tclgo. Danilo Ocaña, Lic. Fabián Yugcha, Lic. Rodrigo Cabrera, Lic. Víctor Hugo Villacrés, Lic. Oswaldo Mantilla, Sra. Zoila Salazar, Ing. Patricio Gutiérrez, Tclgo. Franklin Cahuasquí, Lic. Rodrigo Bayas, e Ing. Fabián Viteri.
A todas y cada una de las Áreas, que pusieron todo su empeño para desarrollar los eventos que fueron programados, especialmente mencionaré a la Sección Vespertina, que demostró unidad, compromiso y responsabilidad y al Área de Cultura Física, que sin egoísmos se puso al frente del Festival del Recuerdo en el Deporte.
A cada una de las empresas y amigos, que, económicamente apoyaron esta programación cumplida, sin escatimar esfuerzos, sobresaliendo entre ellas, la empresa “Gala Producciones”, a cargo del “Festival del Recuerdo”, Ecuatoriana de Colores, Automotores de la Sierra (ASSA), la firma Maderas Guerrero, por el aporte consignado y la “Rondalla Ambateña”, que con sorpresa nos festejaron con su pastel de cumpleaños y con su excelente interpretación.
A los Conferencistas: Dr. César Alarcón Costta, el Historiador Jorge Núñez, Dr. Luis Reinoso, Dr. Enrique Ayala Mora, por sus excelentes intervenciones.
A los expositores, ex-alumnos y maestros: Dr. Francisco Suárez Torres, Dr. José Suárez Abril, Arq. Santiago Suárez Abril, Franklin Ballesteros, Gonzalo Amancha, Carlos Flores, Napoleón Humbolt Paredes, Jorge Aillón, Geoconda Albuja y Francisco Guzmán.
Al Lic. Danilo Soria, y Lic. Edgar Ortiz, por la concreción del Libro por el Sesquicentenario.
En fin, a todos, mil gracias, ya que queda grabado en videos y documentos, “Esto es el Bolívar”. A mi solo me resta comprometerme ante ustedes amigos presentes, ante mi generación, y ante mi familia, a continuar sirviendo a este Colegio, como a su debido momento lo hicieron los rectores que me antecedieron en esta primera centuria y media de vida institucional.
Muchas gracias.
Esto lo tiene muy claro nuestra familia institucional, lo cual nos compromete a servir cada día mejor a esta tierra en la que desde hace una centuria y media se asienta nuestro Colegio. Es por eso que para festejar a nuestra legendaria institución, sus hijos de siempre, aquellos que como profesores o alumnos pasamos por sus aulas, nos dimos cita hace pocos días, -en un mismo día sábado como el de la fundación institucional-, para testimoniar nuestro amor filial, nuestro agradecimiento, nuestra adherencia, a nuestra ciudad y a nuestro Colegio.
Es así que Ambato nos vio transitar por sus principales calles. Fuimos varias promociones, que nos fusionamos ese día en un grandioso tejido de cotidianidad. Ahí ratificamos nuestra adherencia, nuestra membrecía, a nuestra Casa iniciática. Ahí pudimos percibir la grandiosidad de un siglo y medio bien transitado. Fue con ese desfile ritual que ratificamos nuestra relación de amor y servicio a este Ambato, el de la Caricia Honda, como dijera nuestro poeta Pablo Balarezo Moncayo.
Recorrimos ese día, por las calles de este Ambato fundamental, por las mismas que, durante una centuria y media, han transitado nuestros hermanos trans-temporales de aula.
Aquel día, aquellas generaciones que nos precedieron en el tiempo y que ya no moran más con nosotros, convergieron con quienes físicamente estuvimos presentes. Y exactamente en el mismo lugar en el que nos encontramos hoy, nos fusionamos en un abrazo trans-secular, pues son ya tres siglos por los que nuestra querida institución ha transitado, y tres segmentos cincuentenarios de alumnos, los que le han dado vida.
Ese acto, no fue organizado al azar. Nació del ferviente deseo de mostrar al pueblo, al mismo al que servimos y al que en primer lugar nos debemos, que en una centuria y media, este coloso institucional de la educación, ha cumplido con Ambato, ha cumplido con Tungurahua y ha cumplido con el país.
En esta oportunidad, quiero ratificar esta incontrovertible verdad: el Colegio Nacional Bolívar, hoy Instituto Tecnológico “Bolívar”, a través de su abultada historia, año a año ha cumplido, está cumpliendo y, por voluntad de sus hijos, seguirá cumpliendo con su tierra, con aquel suelo que en 1861 lo acogió.
Esta misión institucional que desde su fundación tiene el Bolívar, ha sido pasada de generación en generación, por todos quienes hemos tenido la honra de transitar por estos pasillos centenarios.
Es así que ilustres rectores de los últimos cincuenta años como: Alonso Castillo Villacrés, Rodrigo Pachano Lalama, Carlos Sevilla Cepeda, Luis Pachano Carrión, y Julio Enrique Miño, han transmitido, de manera inequívoca, esa responsabilidad, de servicio a su pueblo. Es esa trayectoria magnífica, la que el Bolívar de hoy mantiene como su activo moral y ético más importante. De esa cadena de servicio, a quién les habla, le ha correspondido ser el eslabón que, en este sesquicentenario, transmite a la generación siguiente, la voluntad de servicio que es el sustrato en el que se asienta nuestro edificio institucional.
Otros personajes, queridos y respetados que han pasado por nuestra institución, son, entre otros,
• Don Misael Acosta Solís, científico eminente, uno de los primeros ecólogos de Latinoamérica. Hizo investigaciones en la
mayor parte de países del continente habiendo sido uno de los escritores científicos más prolíficos de habla hispana.
• Don Pablo Balarezo Moncayo, poeta, cantor de nuestra tierra, crítico literario, Montalvino de siempre. Fue Director de la
Biblioteca Nacional por muchos años; y, Director de la Casa de Montalvo. Estudió en nuestro Colegio y sirvió a éste por
varios años como Secretario General
• José Filometor Cuesta, graduado de Contador Público en nuestro Colegio en 1924, tuvo una destacada carrera como generador
de importantes iniciativas económicas en la provincia.
• Jorge Jácome Clavijo, intelectual y político, Director de la Casa de Montalvo, y estudioso de Montalvo;
• Pedro Vásconez Sevilla, arquitecto de profesión, quién remodeló el Teatro Lalama, parte fundamental de nuestro Colegio.
• Julio Enrique Paredes, quién llegara a ser Rector de la Universidad Central del Ecuador, hombre eminente, graduado en este colegio.
• Gerardo Nicola López, por varios años Vicerrector de nuestro establecimiento y profesor. Fue, además, Presidente de la Casa
de la Cultura Núcleo de Tungurahua. Autor de varias obras históricas de nuestra provincia.
• Homero Soria López, Vicerrector de nuestro establecimiento, hombre culto, ingenioso y poseedor de un agudo talento artístico. Fue,
además, Concejal, Vicealcalde de la ciudad, Miembro de la Casa de la Cultura y del Instituto de Cultura Hispánica.
• Pablo Urquizo Nieto, Vicerrector también de nuestro Colegio y profesor de Biología. Hombre bondadoso, apasionado educador.
• Mario Cobo Barona, otro Vicerrector de nuestro Colegio, profesor de literatura, poeta excepcional, amigo entrañable.
• Rodolfo Altamirano Cobos, ocupó el cargo de Inspector General por muchos años en nuestra institución, fue un guía moral de
varias generaciones de estudiantes del Bolívar. Ocupó también el cargo de Subsecretario en el Ministerio de Educación.
• Francisco Salazar Mantilla, estudiante del Bolívar, abogado de profesión, como miembros del Congreso Nacional en 1959, logró
que en el presupuesto del Estado se otorgara una asignación económica para la creación de la Sección Nocturna de
nuestro Colegio, lo cual significó que miles de estudiantes de la ciudad y la provincia, que trabajan durante el día,
pudieran estudiar la secundaria durante la noche.
• Ernesto López, otro estudiante brillante del Bolívar, talentoso abogado, uno de los más prestigiosos constitucionalistas del país. Fue miembro del Tribunal de Garantías Constitucionales, asesor de organizaciones de trabajadores, de entes ara la defensa de
los derechos humanos, conferencista, político socialista. Poseedor de una gran cultura jurídica. Fallecido hace pocos meses, fue
su voluntad que su gran biblioteca especializada en obras jurídicas, sea donada a nuestra Institución. Nosotros, en su
honor, crearemos la “Sección Jurídica Ernesto López”, en la Biblioteca del plantel.
• Héctor Vásquez, naturalista, curador del Museo de nuestro Colegio, por muchos años. Andinista y excursionista apasionado. Hizo
de las caminatas hacia la ciudad de Baños, una tradición vacacional de nuestro plantel. Organizó, catalogó y cuidó de
nuestro museo, por varias décadas;
• Luz Correa Baquero, Colectora de nuestra institución por numerosos años. Doña Lucita, fue una bondadosa y acuciosa servidora
de nuestro colegio; gerenció la Cooperativa de Educadores Secundarios de Tungurahua, fue declarada la mejor empleada
de la Provincia de Tungurahua.
• Juan Armendáriz, portero por muchos años, de nuestra institución. Más allá de sus funciones, el señor Armendáriz era un
guía de los estudiantes, a quienes controló su asistencia puntual cada jornada de estudio, hombre exigente consigo
mismo, a quien sus amigos lo apodábamos “el chulla”, por la exigencia que imponía en la disciplina de la institución.